Luzbel o Lucifer es una figura que perteneció en su primer origen a la mitología romana, que lo consideraba el portador de la luz que brilla en la aurora, y lo identificaba con una estrella.
En el Antiguo Testamento lo vemos convertirse en un ángel caído y un texto del profeta Isaías asegura que fue castigado por intentar ascender en el cielo y alcanzar el mismo nivel de Dios.
El profeta Ezequiel enriquece la leyenda, primero nos cuenta que Luzbel estaba en el jardín del Edén, era hermoso y obediente hasta que su propio esplendor lo hizo corromperse, cometer varios pecados y profanar los santuarios.
Dios decidió castigarlo y lo redujo a ceniza, su exterminio fue definitivo, pues según afirma el profeta: "ha desaparecido para siempre".
La religión judía consideraba que Lucifer y Satanás eran dos seres diferentes, pero en el Apocalipsis de San Juan ambos se identifican con el diablo. Hallamos allí un ejemplo más de la fusión progresiva e intencional de los variados adversarios de Cristo.
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